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Teresa Calderón (La Serena, 1955). Poeta, cuentista y novelista, se tituló como profesora de castellano en la Pontifica Universidad Católica de Chile. Dirige talleres de creación literaria desde los años 80. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés, sueco, italiano, alemán y portugués, y ha sido compilada en más de treinta antologías. Entre sus publicaciones de poesía destacan: Causas perdidas (1984); Género femenino (1989) Imágenes rotas (1995); Aplausos para la memoria (1999); El poeta y otras maravillas (2000); Obra poética (2003); y Elefante (2008). Es coautora de la antología Veinticinco años de poesía chilena: 1970-1995 (1996). En narrativa destacan: Vida de perras, Amiga mía y Mi amor por ti. En novela infantil: Aventuras de Súper Inti y Analfabruja (2000); El tesoro de la bruma (2002); Esa mañana llovía a cántaros azules (2002); Súper Inti y el misterio del espejo (2002); y Súper Inti y Serena atrapados en un portal (2012). Por su obra literaria ha obtenido, entre otros, los siguientes premios: Primer Premio Concurso de Poesía El Mercurio (1988); Primer Lugar Concurso Poesía Ministerio de Educación (1989); y Premio Pablo Neruda (1992). Recibió la Condecoración Ricardo Palma (2000) en Lima. Obtuvo la Medalla de la Municipalidad de La Serena por su aporte a la educación y la cultura en Chile (2002); el Premio Elena Caffarena otorgado por SERNAM a la escritora-artista destacada del año (2007); Premio Altazor por Elefante (2009); y Premio Consejo Nacional del Libro y la Lectura mejor novela editada (2004) por Amiga mía

Mujeres del mundo: uníos

 


Arriba mujeres del mundo
la buena niña y la niña buena para el leseo,
las hermanitas de los pobres y amiguitas de los ricos
la galla chora y la mosca muerta
la galla hueca y la medio pollo
la cabra lesa y la cabra chica metida a grande
canchera la cabra y la que volvió al redil

la que se echa una canita al aire

la que cayó en cana o al litro y la caída del catre

las penélopes mata haris y juanas de arco,
la que tiene las hechas y las sospechas
la que se mete a monja o en camisa de once varas

la mina loca la mina rica pedazo de mina

la que no tenga ni perro que le ladre
y la que “tenga un bacán que la acamele”

Arriba mujeres del mundo
la comadre que saca los choros del canto los pies del plato
y las castañas con la mano del gato
las damas de blanco azul y rojo
las de morado las damas juanas y damiselas
todas las damas y las nunca tanto

la liviana de cascos y la pesada de sangre
la tonta que se pasó de viva y la tonta morales
la que se hace la tonta si le conviene
la que no sabe nada de nada
y ésa que se las sabe por libro.

La madre del año arriba,
madre hay una sola
y las que se salieron de madre.

Arriba mujeres del mundo:
la cabra que canta pidiendo limosna
la que como le cantan baila
y la que no cantó ni en la parrilla.

Arriba todas las que tengan vela en este entierro
la que pasa la lista y la que se pasa de lista
la aparecida y la desaparecida
la que se ríe en la fila y la que ríe último ríe mejor:

la natasha la eliana la pía
la paz la anamaría la lila
la angelina y la cristina
la que anda revolviendo el gallinero
la que pasa pellejerías y la que no arriesga el pellejo
la dejada por el tren o por la mano de Dios.

Que se alcen las mujeres con valor
las pierdeteuna y la que se las ha perdido todas
la percanta que se pasa para la punta
la que nadie lleva ni de apunte
y esa que apuntan con los fusiles.

 

(De Género femenino)

 

 

La vida:

el gran laboratorio de la muerte
Plagado de tristes ratas.

 

 

*

 

Esta no es una pipa

Este no es un hombre

Esta no es una ventana abierta

por donde cae el hombre de la pipa

Esta no es forma de morir

Esta no debiera ser la vida.

 

 

*

 

¿Cielo?
¿Infierno?
¿A qué estado de nada 
a qué mazmorras 
irán a dar los espantados 
los muertos de miedo 
los que tienen perdida la fe 
los atorados con el trago amargo 
de sus propios pasos perdidos 
los aterrados de la vida por delante 
los jóvenes poetas aspirantes 
al suicidio?

 

(De Imágenes rotas)

 

 

DANZA DEL VIENTRE DANZA DE LA MUERTE

 

La vida, un trámite del tiempo,

pedazo de carne, puñado de huesos .

Células diseminadas

entre las aguas amnióticas.

 

Todo ocurre

entre la danza del vientre

y la danza de los muertos.

 

El telón de fondo

es un vientre tomado por asalto

 

 

EN MEDIO DE NADA

Resplandecía en medio de la noche. Sólo carretera y soledad  extendidas a lo largo, como un camino hacia ninguna parte.            

 

Un centauro pensé cuando lo vi.                                      
                                                                      
Hacia arriba se ilumina su alargado torso de joven fosforescente. El  contraste es evidente con su pelo corto y demasiado negro.            

 

Veo ahora un frágil pálido y desnudo que relumbra desde la cintura hacia arriba. Hacia abajo, se oscurece la chatarra en que ha quedado  convertido. Mitad humano, mitad automóvil. Amasijo de vidrios y metales retorcidos se mezclan con su sangre y su carne y su piel que  nacieron de mi sangre y mi carne y mi piel.                          
                                                                      
-Parece un ángel -pensé.                               

               
-Pero no soy un ángel -me dijo. Soy tu hijo muerto.     

 

 

LA VAGABUNDA

 

Yo soy

la Vagabunda

Entré sola en la muerte

seguida por la sombra de la muerte

preñada de sombra por la muerte.

 

La abandonaron en la antesala

todos los hijos que nunca tuvo.

 

No me siguieron a parte alguna

los amantes que no tuvieron tiempo

de conocerme mejor

porque se les hacía tarde

y había que seguir buscando

 

Yo soy

                la vagabunda

 

Soy mi propio odio recolector

haciendo trampas.

La memoria no tiene que enseñarme.

Estoy siempre al servicio de mi único deseo.

 

No partieron conmigo

los juegos de mi infancia

ni me siguieron los sueños

ni el futuro prometido

en las líneas cruzadas de mis manos.

 

Sombría como yo

Feroz como el hambre

Triste como ella sola

Humillada como nunca nadie

Fatal como un astro que se extingue.

 

Ella

                la Vagabunda

seguida de cerca por la muerte

pura sombra en la muerte

entró sola en su casa.

 

Sólo la tierra le abrió su vientre.

 

No me esperaban los deudos subterráneos

no calentaban mi tumba trozos de parientes

ni había familia por ahí diseminada

 

Con sus ojos de pájaro

cerrados

bendiciendo a la vida.

 

                               Yo, la Vagabunda,

agradecida y feliz por el milagro:

ese de morirse de una vez por todas

y para siempre

 

(De Aplausos para la memoria)

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