Roxana Miranda Rupailaf (Osorno, 1982). Ha publicado Las tentaciones de Eva (Gobierno Regional de Los Lagos, 2003 y Editorial Ripio 2010), Primer lugar Edición Príncipe Concurso de Poesía Luis Oyarzún; La seducción de los venenos (Lom, 2008), el avance de poesía Invocación a Shumpall (Santa muerte cartonera, 2008), y Shumpall (Del Aire Editores, 2011). El año 2006 y 2008 obtuvo la Beca de creación literaria del Consejo del Libro y la lectura.
Primer oleaje de la invocación
1
Cuando llegaste el océano detuvo sus oleajes.
Los peces comenzaron a mirarme.
Y allí,
en el lugar donde aparecen y desaparecen los náufragos
surgiste como un faro
y alumbraste hacia atrás
las noches del círculo en espera.
Yo comencé a correr por las orillas
y me arrojé a las sales
para buscar tu cuerpo plateado entre las algas.
El mar se ha convertido en un jardín de estrellas
sudadas de encenderse con el roce.
Voy a hundirme en esta ola que es tu nombre.
Voy a hundirme en esta ola que es tu nombre.
2
Él vino hacia mí
en la tercera ola.
Vestido de las flores marinas
que navegan en el vientre de la madre.
Pez de plata me trajo entre las manos.
Fue de ofrenda la trizadura que hicimos en el vientre.
Una estrella de sal hice en el agua.
Fue de sacrificio.
Él llegó hasta aquí en la tercera ola
y dibujo su arco-iris en el cielo.
Nunca pude borrarlo de mi sueño.
3
Blanco es el niño en el círculo
que lo devuelve al llanto
de verse repetido
en los ojos de la madre.
Él sabe que son tres los arco-iris
que pasan por mi sangre.
Él sabe y lo repite con su oleaje.
Para él abro este mar.
Para que pasen
sus caballos por la sal
y no se ahogue.
Blanco,
transparente,
es el niño que gira diez veces
en círculo a la izquierda.
Repite el mismo movimiento
Y yo extasiada
comienzo a morderle en cuatro lenguas.
Y son tres los arco-iris que él me sabe.
Son cuatro los colores que hay adentro.
Él todo lo sabe
por presagio
por sueño venido y repetido.
Vaticinio de lunas cayendo en las almohadas
del niño atravesado por los peces.
4
Regreso al mar.
A la roca dura donde las olas rompen su corazón
contra la Niebla.
Le pregunto a la piedra si ha visto tu cuerpo
flotar en el agua.
La piedra señala mis ojos
presagio en que me afiebro.
Diez son las noches en que sacudes la sal.
La espuma blanca de tus líquidos yo bebo
y triso el agua.
Los peces que tú llevas adentro
conocen mis olores y el aire derramado
Diez son las noches
en que tú sudas la sal.
Yo soplo y aspiro el aliento en los espejos.
5
De esta orilla, conozco los gritos.
Los desgarros de las algas que se avientan desde el fondo
como si de un abrazo explotaran las vísceras
y el cuerpo se esparciera por el agua
He pronunciado tu nombre en el círculo de los sacrificados.
Mi corazón ha visto el filo del cuchillo
haciendo cruces en la sangre.
El agua vuelve azul lo rojo
Una familia de ballenas me acompaña en estos viajes.
Observo mis orinas y estás tú
en esa sal que hace mi cuerpo y que bebemos.
Es de esta orilla que conozco los gritos,
tu canto de sireno.
Melodía por la cual cuatro veces cruzo el mar con mis ofrendas
6
"No preguntes amado lo debes sospechar
en la noche pasada no estaba quieto el mar"
(Alfonsina Storni)
Te amo con ese coro de ninfas que te canta
espejos en los cuales peinas tus cabellos
Con ellas tú entras en mis aguas
Son las ninfas que salas con tu cuerpo.
Me sumerjo en una y huele a ti.
La voy amando por contener tus líquidos.
Lamiendo estoy a esta mi doble
tanteando el calor de la mano que le anduvo.
Todo lo tuyo quiero amarlo.
Océano insaciable de gemidos.
7
Si quedarse contigo para Siempre
es que tú quedes adentro mío
entonces mezclado vas con mis aguas.
Aunque otros se asomen por la mar
es en ti que estás en mí
donde navegan.
Si yo misma intentase huirme en esta Niebla
de yerbas y líquidos celestes
Si multiplicarme tratase yo en los peces.
Ya te digo que es contigo
que soy yo
que estás en mí.
Siempre es la palabra que aprendí
en la primera ola.
Desde entonces es que cantas
Eternamente como el mar
8
Repito este mi rezo
por si vienes.
Aquí, frente a las olas
me arrodillo.
Invoco tus cabellos
anudados por la sal.
Espero a que aparezcas
en la tercera ola niño-pez.
Que me trague el mar.
Que me lleven desnuda por la espuma.
Y allí, donde entre piedra venga arena.
Espero me ilumines en la tercera ola.
Ya sabes que son tres los arco iris
derramados en el aire.
Ya sabes que me duermo entre las rocas
esperando a que aparezcas.
Repito este mi rezo
hasta que vengas.
Envuelto en esas algas que te crecen
desde el sueño a la tristeza.
(De Shumpall)