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María José Ferrada, (1977, Temuco, Chile), periodista. Ha publicado 12 historias minúsculas de la tierra, el cielo y el mar (2005), Un mundo raro (2010), El baile diminuto (2011), El lenguaje de las cosas (2011), Animalario (2012), Geografía de máquinas (2012), El idioma secreto (2013), Notas al margen (2013), Memorias de Hugo (2013), Niños (2013), Escondido (2014), Animalarte (2015), Tienes un vestido blanco (2015) y Pájaros (2015). Además de Chile, sus libros han sido publicados en Argentina y España. Obtuvo la Beca Apoyo a la creación del Fondo del Libro del Consejo de la Cultura en 2006 y en 2008. En 2012 recibió el V Premio de Poesía Infantil Ciudad de Orihuela, España y la Medalla Colibrí IBBY Chile, categoría Mejor Autor Ficción Infantil por Geografía de Máquinas. En 2014 obtuvo el Premio Fundación Cuatro Gatos y el Premio Banco del Libro de Venezuela por El idioma secreto; el Premio Academia otorgado por la Academia Chilena de la Lengua y el Premio Municipal de Literatura, categoría Juvenil, por el libro Niños. En el mismo año, recibió  la Medalla Colibrí IBBY Chile, categoría Mejor Escritor Lírica, y  el Premio Marta Brunet, otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, por el libro Notas al Margen. Actualmente trabaja como editora del sitio web patrimonial Chile para Niños, Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile. 

 

 

Poemas de El idioma secreto y de Niños

 


Aprendí el arte de hacer planetas de lana.

Los hago de todos los tamaños y colores.

Armo una galaxia de abrigo y luego la desarmo.

De mis ovillos salen hebras

que cruzan las paredes de mi casa de una esquina a la otra.

Hebras que cuelgan de las lámparas

y florecen desde los armarios como enredaderas.

Colgamos de ellas los columpios en los que Dios juega  a veces.

 

Dios y las arañas blancas.

 

 

*

 

Había seres que cruzaban  la huerta

cuyo paso asociábamos  a la buena suerte.

El santuario de la hierba y su panteón:

 

El dios conejo.

El dios diente de león.

 

La mariposa nocturna.

 

 

*

 

Había tarros de pintura en los que mi abuela guardaba el trigo.

Trigo que se transformaba en harina y luego en pan.

 

Había tarros de luz.

 

 

*

 

Los caballos salían de la memoria de mi abuela.

a pastar sobre la mesa.

Recuerdo su galope por el mate.

El descanso en las castañas y la miel.

El  padre y los hermanos de mi abuela, montados en pequeños caballos

cruzando  la cordillera del pan

y de la leche.

Los mirábamos en silencio,

hacer su viaje por la mesa del invierno.

 

No hay un recuerdo igual al otro.

 

Y éste no se deja arropar.

Aunque haga frío.

 

 

*

 

Cuando mi padre nació,

mi abuela  bordó para él una pequeña sábana blanca.

Descubrí  en un cajón ese pedazo de tela

en el que aún se distingue lo que un día fueron

cuatro flores y un pájaro celeste.

 

Cuando mi padre nació,

mi abuela  bordó para él una pequeña explicación de la vida.

 

Llegas al mundo un día.

Te abrigarán las flores y  los pájaros.

 

(De El idioma secreto)

 

 

 

ALICIA

 

De todos los regalos que le han dado este cumpleaños,

prefiere los globos

con los que han adornado la casa para la fiesta.

Porque si vuelan, si abre la ventana  y los echa a volar,

será como hacerle un regalo al viento.

 

Porque el viento también debe tener un día de cumpleaños.

Aunque no lo sepamos, debe tener.

 

 

NADIA


Con la lluvia de la tarde se formó un pequeño río

que corre por la orilla

de la vereda.

Depositó en él tres barcos de papel.

Los vio alejarse hacia el final de la ciudad. Si seguía lloviendo así,

calculó que tardarían dos días

en llegar al mar.

 

 

RAÚL

 

Su madre le llama pajarito.

Y a él le gusta como suena.

Pajarito.

 

 

GABRIEL

 

Le gusta imaginar que las estrellas son agujeros  en el cielo.

Que cuando el sol se esconde, la tierra queda cubierta por un abrigo negro.

Es tan antiguo  que tiene agujeros,

por eso la luz.

 

 

HÉCTOR

 

Se pregunta cómo es posible que el sonido del mar

viva en los caracoles.

 

Se lo pregunta toda la tarde.

 

Al llegar la noche se da por vencido.

Y lo anota en su lista de misterios.

 

 

CARLOS

 

Cada vez que mira la luz de la lámpara

 se pregunta si su luz hablará en el mismo idioma

que el de las estrellas de dos millones de años.

 

 Si su lámpara en lugar de lámpara será un susurro antiguo.

Y se queda dormido  así, sin apagarla.

 

(De Niños)

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