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Gloria Dünkler  (Pucón, sur de Chile, 1977). Hija de artesanos, músicos y pescadores. Ha publicado Quilaco Seducido (autoedición, Pucón 2003); Fûchse von Llafenko (Ediciones Tácitas, Santiago de Chile 2009) y  Spandau (Ediciones Tácitas, Santiago de Chile 2013). Obtuvo el Premio "Academia" de la Academia Chilena de la Lengua 2010; el Premio de la Crítica Chilena 2013; el Premio Municipal de Literatura de Santiago 2013 y la Mención Honrosa el 2010; el Premio Certamen Internacional Los puños de la Paloma (Argentina 2008) y la Beca de Creación Literaria (CNCA) en tres ocasiones (2011-2013-2015). Incluida en antologías y revistas nacionales y extranjeras, así como en festivales de Berlín y España. Parcialmente traducida al inglés, polaco y alemán.
 

Poemas de Spandau y de Fûchse von Llafenko

 

VECINOS

 

Con este caos se toparon los gringos:

traidores huyeron de su engaño

otros resistieron con sus vidas

borrachos hasta olvidar agacharon la cabeza.

Indios contra indios se odiaban a muerte

desde la Pacificación de la Araucanía.

Esperaron la traición del enemigo

jamás la de su raza.

So ein Mist!

 

 

*

 

Cada atardecer los empujaba a sus establos

y marchaban sin protestar

entonando su canción lastimera.

Ayer eran prisioneros hambrientos

hoy son patos y gallinas.

 

 

*

 

Piensa que la cosecha no está buena

que los terneros enflaquecen

que las cámaras de gas, los bombazos

el pacto secreto de José y Adolfo

que las brigadas juveniles enjugaban los sesos

que aquel diario no lo escribió esa niña.

 

 

TIJERALES

 

La tierra, como los papeles, aguanta todo

pasaportes falsos, prófugos de ley

los jueces lo libraron de la extradición.

En la vendimia un asado le despierta la tripa

sus camiones de la muerte dónde están.

 

 

*

 

El general que asumió el poder

le encargó su nuevo plan

un campo de trabajos forzados

en un remoto archipiélago.

 

 

*

 

En Dawson, allí levantaremos la obra.

 

 

*

 

Libré de los Juicios de Núremberg

de Spandau la de muros largos y de algunos agentes

si de algo se me acusaba los crímenes habían prescrito.

El hijo se crió bien, con eso me conformaba.

Un pequeño terreno, unas cabezas de ganado

abrí un negocio y trabajé duro en ganar clientela.

Estaba en deuda con esta patria.

 

 

*

 

Fuimos terribles en la lucha

capaces de forjar un nido, decapitar al disidente

nos prometieron el fuego eterno y marchamos por él.

¿Te acuerdas Paulo allá en Villa Baviera?

¿Recuerdas Augusto esas veladas?

Marchas y cantos que nos hacían llorar.

 

 

*

No tengo idea de quiénes vendrán a cumplir castigo.

Sólo me han dicho

apure los planos y pierda cuidado

su nombre se mantendrá en reserva.

 

 

*

 

A pesar de las amenazas

si cayera todo el karma de los justos

de los mártires su razón que nadie quita

la prefería, me prefería errata

la gran pantera que rugía en los discursos

la promesa del nuevo tiempo

su palabra fue para todos la voluntad de Dios.

 

 

*

 

“Al regreso a Punta Arenas, tanto el general Torres como

los demás integrantes de la comitiva, se mostraron satisfechos

por el avance de las obras, informando que el 80

por ciento está ya construido y que, salvo inconvenientes

derivados de falta de materiales o por mal tiempo, las

construcciones estarían terminadas dentro de la presente

quincena”.

 

Citado de “La obsecuencia de la prensa”

del libro Dawson (1985) de Aristóteles España.

 

 

CUIDADOS DEL HIJO

 

Por más que busco no encuentro relación

entre un viejo enfermo

y el criminal que describen las víctimas.

Si volvieras atrás –pataleas– jamás habrías engendrado

para que no se bastardearan por aquí como perros vagabundos.

Esa noche tuvimos que amarrarte a la cama.

 

 

*

 

El himno de un partido recogiendo changles

susurros al caballo en frío alemán

el cinto y la pistola conteniendo la barriga,

se acomodaba la manta rociada de albor

y degollaba la trucha de manera siniestra.

No pudo quitarse la costumbre hasta el último día.

 

 

*

 

En un bolso perdido en el gallinero

descubrí los documentos que me llevaron a conocer

tu parte en la Guerra Mundial.

Tus amigos se atacaron de la risa

mi madre no creyó en historietas.

 

 

*

 

Ese hijo inútil que te encanece (yo)

quien casi te mata de un ataque al corazón

te insulta, te amenaza en plena embriaguez

y al otro día te engaña que no recuerda.

¡Debieras morirte cosa inferior!

–regañas postrado y maloliente–

fusilarte debiera mandar, como lo hiciera Stalin

con los tontos que estorbaron su Revolución.

 

 

*

 

Reclutaba a los infelices a empujones

hacia los camiones de la muerte.

Zapatero, torturador o Führer:

en cualquier trabajo debía ser el mejor

y mi hijo no sabe descuerar una oveja –regañas.

 

 

*

 

Una vez alguien le dijo que nadie escapa

de la sangre, de lo obrado.

Cualquier día su sombra nos hostiga

como una red que trae cabezas

quejidos aun, almas que exigen cuentas.

Vidas que una vez tomamos a la mala

que olvidamos con soberbia

un día nos encuentran

y se vienen a cobrar.

 

(De Spandau)

 

 

BLUT DER EICHE

(Sangre de Roble)

 

¿Y si mordieras lo que palpita aquí adentro?

Ahora te llevo a la mesa de la curtiembre,

preparo el vino

y enciendo la ópera predilecta:

la compañía de lobos y serpientes,

el vuelo de brujos,

nuestros sueños ardiendo en las brazas.

Cantaré a tus padres y el triunfo será mío,

verás que al fin cortaré el nudo del secreto.

Seamos caudillos en estas líneas,

que otros descubran el rastro,

que sean testigos aunque no lo quieran.

Y para que nadie se interponga

dominemos el hacha y el fuego.

No cantaremos a la rosa ni la haremos florecer aquí,

vamos a deshojarla hasta hacerla sangrar,

hundirla en sus espinas, asesinarla, que así sea.

No lo quiere dios ni las leyes mortales,

lo trama la vida desde el misterio,

lo ordenan los linajes que se unen bajo tierra

cuando se trata de escoger,

de enseñar un canto al hijo que viene.

Entonces diremos:

la vida nos ligó al mismo árbol, tu brote y el mío,

erguidas nuestras hojas, enredadas.

En tiempo de cosecha

unimos los pedazos de un mural secreto

en el carozo, en el jugo, en la pulpa

se estruja lo rubio y lo moreno.

No fuimos cerezo ni manzano

sino un injerto de lenguas,

un canto de huesos y nervios.

 

(De Fûchse von Llafenko)

 

 

 

 

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