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Begoña Ugalde (Santiago, 1984). Es licenciada en literatura Hispánica en la Universidad de Chile y Diplomada en escritura audiovisual en la Universidad Católica. Ha publicado los poemarios El cielo de los animales (Editorial Calle Passy), Thriller (Editorial PLUP) y La virgen de las Antenas (Editorial Cuneta). Fue ganadora del concurso Santiago en 100 palabras con el cuento "Nadan". Es autora de las obras teatrales ABC1 (co-escrita con Pablo Paredes ), La causa del Siniestro (co- escrita con Tomás Espinoza),  Fuegos Artificiales, Temporada Baja, Campamento y el monólogo Llamadas de Larga distancia.  El año 2012 fue seleccionada para cursar los talleres de dramaturgia que realizó el Royal Court Theater de Londres. En el marco de este workshop escribió la obra Toma, recientemente publicada gracias al apoyo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. En marzo del 2014 estrenó la obra Yo nunca nunca, escrita y dirigida por ella.

La palabra cobra vida al ser compartida

 

“Islas nuevas” es un encuentro de escrituras femeninas, de cinco sesiones que tendrá lugar en Estudio Panal y Café Literario Parque Balmaceda.

          En primer lugar, quiero contarles un poco que es lo que impulsó este encuentro: el año pasado, luego del lanzamiento del libro de Natalia Figueroa, en la Furia del libro, me acerqué a ella y le comenté que me gustaron mucho sus poemas. La conversación se nos hizo corta y las dos estuvimos de acuerdo en que nos hacía falta espacios para hablar de nuestros textos y de lo que estábamos leyendo. Como tantas otras veces propusimos juntarnos a compartir nuestras escrituras en un espacio informal pero serio, donde se hablara más de literatura que de otros temas.

          Al poco tiempo Natalia me escribió para proponerme hacer este encuentro. La idea era convocar a autoras de distintas edades, estilos y geografías, juntarnos a leer, pero ya no íntimamente, sino que en un evento público. Entendí en ese momento que era un gesto necesario, porque, como dice la invitación que ha circulado por las redes sociales: “es indudable que las escritoras estamos inmersas en un campo cultural en el que la mayoría de las voces que se presentan e imponen son masculinas”.

          Así fue como muy pronto se nos sumó Paula Ilabaca, que con su experiencia y conocimiento, fue fundamental para articular un programa de lecturas que intenta ser inclusivo, y abarcar distintas propuestas escriturales.

          “Islas nuevas” es un cuento de María Luisa Bombal que se publicó en el año 1939, en la revista Sur, fundada por Victoria Ocampo, en Buenos Aires. Todo transcurre en la pampa, en una casa de campo, como en tantos otros de sus cuentos. Ahí vive una mujer llamada Yolanda, que como muchos de sus personajes femeninos, es silenciosa, sensible, misteriosa. Toca el piano y deambula por las habitaciones, casi como un espectro.

          También están en la casa un grupo de hombres, que se ha reunido por el descubrimiento de un grupo de islas nuevas que apareció en el río. Para conquistarlas organizan entonces expediciones, para disparan hacia los juncos donde se  esconden las aves que viven ahí, pero no logran pisar estos nuevos territorios y cuando tratan de  ir otra vez, todo ha desaparecido.Las islas se han hundido en las estratificaciones profundas de donde subieron con esfuerzo. 

          Yolanda por su parte, también desiste de amar a Juan Manuel, uno de los exploradores. No da explicaciones de por qué. Solo queda claro que a pesar de que le atrae este personaje, viudo, varonil, impetuoso, prefiere su silencio, su vida en soledad, dedicada a tocar el piano, a contemplar la naturaleza y a sí misma.

          Nos pareció que este cuento simbolizaba nuestro panorama actual, donde la escritura producida por mujeres, muchas veces implica un esfuerzo enorme, como el que hacen las islas para emerger a la superficie, y es invisibilizado, en tanto no es comprendido y no puede ser apropiado.

          También nos interesa rescatar la figura de esta autora que murió enferma, enloquecida, sin el reconocimiento que ella creía justo, a pesar de que su obra fue tan hermosa, compleja, vanguardista, arriesgada.

          Creemos que para legitimar nuestro trabajo no necesitamos de cazadores, ni depredadores, que traten de habitar estas escrituras torpemente o a través de interpretaciones obvias, basadas en estereotipos de lo femenino. Solo necesitamos sacar a la luz lo que producimos en las profundidades, y también por qué no, en  las superficies.

          Muchas veces se piensa que la precariedad para los y las artistas viene de la falta de dinero y financiamiento, pero pensamos que en el origen de esa precariedad está también el no contar unas con otras para cosas tan simples como leernos, escucharnos, comentarnos. Queremos dialogar, en vez de competir, porque no pensamos que sólo algunos merecen ser legitimados. Quebrar esa soledad, ese aislamiento en el que están la mayoría de las escritoras hoy, desde la comprensión de que nos necesitamos, porque a pesar de que el cuarto propio es importante, lo es también el encuentro.

          Estamos convencidas de que unirnos y conocernos es muy valioso. Es así como podemos conformar una resistencia, dar forma a la posibilidad de ser más visibles y hacer que esa emergencia, esa aparición de nuevas voces sea menos difícil, menos dolorosa, y fantasmagórica.

          Sabemos que la diversidad de autoras que convocamos puede generar tanto puentes como distancias, pero al menos nuestra palabra cobra vida al ser compartida. Por eso, nuestra idea es que antes y después de las lecturas, podamos reflexionar juntas, y juntos acerca de lo que implica escribir.

          Estamos concientes también de que en esta instancia muchas quedaron fuera, pero queremos que sepan que este es un territorio que no tiene límites y que, aunque como en el cuento de Bombal, se vea a veces amenazado por críticas ácidas o por depredadores de los discursos distintos, es real, nos pertenece y no se acaba aquí. 

 

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